El
sistema nervioso del hombre representa la culminación de innumerables cambios
evolutivos que se han obtenido a través de una continua serie de adaptaciones
al medio ambiente, como consecuencia de un aumento de las necesidades
funcionales del organismo. Dichos cambios evolutivos han desarrollado un
sistema capaz y eficiente en la interpretación y respuesta a la gran variedad
de estímulos físicos, químicos y biológicos a los cuales está sometido el ser
humano.
El hombre puede pensar, razonar y crear y tiene uno de los más elaborados mecanismos nerviosos de todos los seres vivientes. Este sistema nervioso es una organización estructural extensa y muy compleja, que permite captar los cambios que se producen tanto en el medio ambiente externo, como el interno del individuo; correlacionarlos e integrarlos, de modo que ese individuo reaccione en la forma más adecuada a dichos cambios y pueda seguir subsistiendo como tal.
Por razones didácticas, el sistema
nervioso se divide para su estudio en dos principales componentes: uno el
Sistema Nervioso Central (SNC) y otro el Sistema Nervioso Periférico (SNP). El primero está
alojado en un estuche óseo formado por los huesos del cráneo y vértebras; lo
constituyen los segmentos denominados cerebro, mesencéfalo, protuberancia, cerebelo
y bulbo (todos estos reciben el nombre de encéfalo), el otro segmento llamado
médula espinal, está alojado en el canal medular que forman las vértebras. El
segundo componente, es decir, el Sistema Nervioso Periférico, es aquel que
queda fuera del estuche óseo mencionado y está constituido por nervios,
ganglios y receptores. Se suele describir también, un tercer componente, el Sistema Nervioso Autónomo,
que tiene representación tanto en el Sistema Nervioso Central como Periférico.
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